viernes, 27 de febrero de 2009

Los Nadies.

Sueñan las pulgas con comprarse un perro y sueñan
los nadies con salir de pobres, que algún mágico día
llueva de pronto la buena suerte, que llueva a cántaros
la buena suerte; pero la buena suerte no llueve ayer, ni
hoy, ni mañana, ni nunca, ni en lloviznita cae del cielo
la buena suerte, por mucho que los nadies la llamen y
aunque les pique la mano izquierda, o se levanten con el
pie derecho, o empiecen el año cambiando de escoba.
Los nadies: los hijos de nadie, los dueños de nada.
Los nadies: los ningunos, los ninguneados, corriendo la
liebre, muriendo la vida, jodidos, rejodidos.
Que no son, aunque sean.
Que no hablan idiomas, sino dialectos.
Que no profesan religiones, sino supersticiones.
Que no hacen arte, sino artesanía.
Que no practican cultura, sino folklore.
Que no son seres humanos, sino recursos humanos.
Que no tienen cara, sino brazos.
Que no tienen nombre, sino número.
Que no figuran en la historia universal, sino en la
crónica roja de la prensa local.
Los nadies, que cuestan menos que la bala que los
mata.

La cultura del terror/2.

La extorsión,
el insulto,
la amenaza,
el coscorrón,
la bofetada,
la paliza,
el azote,
el cuarto oscuro,
la ducha helada,
el ayuno obligatorio,
la comida obligatoria,
la prohibición de salir,
la prohibición de decir lo que se piensa,
la prohibición de hacer lo que se siente
y la humillación pública
son algunos de los métodos de penitencia y tortura tradicionales
en la vida de familia. Para castigo de la desobediencia
y escarmiento de la libertad, la tradición familiar
perpetúa una cultura del terror que humilla a la
mujer, enseña a los hijos a mentir y contagia la peste del
miedo.
- Los derechos humanos tendrían que empezar por casa
- me comenta, en Chile, Andrés Domínguez.

Frases -Estado y Globalización-.

“En el cabaret de la globalización, el Estado realiza un strip-tease y al final de la función sólo le queda lo mínimo: el poder de la represión. Destruida su base material, anuladas su soberanía e independencia, borrada la clase política, el Estado nacional se convierte en un mero servicio de seguridad de las megaempresas...
Los nuevos amos del mundo no necesitan gobernar en forma directa. Los gobiernos nacionales están encargados de administrar los asuntos en su nombre.”


Subcomandante Marcos

jueves, 26 de febrero de 2009

Ciudadanía y Derecho.


El mundo unipolar en que vivimos, se encarga, a través de los aparatos estatales y las agencias de noticias –principales exponentes de este sistema socio económico-, de mostrarnos que existe sólo un modelo de Estado posible, y consecuentemente un tipo de ciudadanía.

La ciudadanía “liberal”, se erige básicamente sobre un discurso eufemístico, en donde palabras como “libertad” e “igualdad” –por qué no “fraternidad”- aparecen repetidas casi automáticamente, sin que nosotros, en nuestro rol de ciudadanos, nos planteemos la veracidad –o efectividad- de dichos postulados que a priori parecería que poseen un poder de seducción implacable.

La primera pregunta que surge entonces es la siguiente: ¿Quiénes gozan realmente –en su cabal dimensión- de los beneficios de una ciudadanía que como menciono en el párrafo anterior, se jacta de ser la que otorga “libertad” a los miembros de una sociedad? A dicha pregunta, sigue ineludiblemente otra, referida ésta a la “igualdad”. ¿Existe realmente la igualdad de oportunidades? ¿Es el “Sueño Americano” una constante en la vida de las personas, o es sólo una excepción que el sistema necesita para legitimarse?

Ahora bien, en primer término considero que en un mundo con lo niveles de exclusión social como en el que vivimos, con la pauperización constante de importantes sectores de la población y con una polarización social cada vez más marcada –estamos hablando de una pésima distribución de la riqueza- se torna casi imposible hablar y esbozar con firmeza los preceptos liberales. La ciudadanía “asistida” como la define Bustelo, es entonces, la que mejor se ciñe a nuestra realidad contemporánea. Ésta, resulta consecuente con los sectores más conservadores en lo que al modelo socio-económico respecta, y se trata de un modelo en que la ciudadanía es concebida como de naturaleza civil, en la que los derechos políticos se reducen a “elegir y ser elegido” y en donde obviamente, los derechos sociales no son exigibles.

Como contrapartida, y continuando con las ideas del autor citado, podemos encontrar dentro de su elaboración teórica, a la ciudadanía “emancipada”, que es en pocas palabras, un modelo de ciudadanía socialmente inclusiva; en la que los postulados sociales no son meras declaraciones legislativas –o expresiones de deseo-, sino que por el contrario, los ciudadanos cuentan con los medios para llevar adelante el estilo de vida propuesto por cada sociedad, sin sufrir permanentes vejaciones a sus derechos.

Terminando con este esbozo, considero muy importante tratar los temas “Ciudadanía y Estado” ya que, conocerlos, nos dará las herramientas teóricas indispensables en la lucha que hemos emprendido, tendiente a que a cada individuo, se le reconozcan – ¡y se efectivicen!- todos y cada uno de los derechos que le permitan llevar adelante una vida digna, conforme a los estándares sociales.



Dice Bustelo en torno a la pobreza y la ciudadanía:


"… pobres no son sólo aquellas víctimas, de una u otra forma, de una mala distribución de ingresos y de la riqueza, sino también son aquéllos que sus recursos materiales e inmateriales no les permiten cumplir con las demandas y hábitos sociales que como ciudadanos se les exige. Por eso la pobreza es sobre todo, pobreza de ciudadanía. La pobreza de ciudadanía es aquella situación en la que las personas no pueden obtener las condiciones de vida –material e inmaterial- que les permita desempeñar roles, participar plenamente en la vida económica, política y social y entender los códigos culturales para integrarse como miembros de una sociedad. La pobreza de ciudadanía es no pertenecer a una comunidad en calidad de miembros plenos, y esto es, la exclusión social".



Jerónimo Guerrero Iraola.

Asamblea Permanente por los Derechos Humanos.

Quiénes Somos

La Asamblea Permanente por los Derechos Humanos es una organización pluralista e independiente que surge por primera vez en Capital Federal, en el año 1975. Allí, frente al terrorismo implementado por la Triple A, un importante grupo de dirigentes políticos, religiosos, gremiales y sociales se reunieron para formar una estructura social de defensa que permitiera poner algún freno a las tropelías de las fuerzas parapoliciales y paramilitares de entonces, que amenazaban, secuestraban y asesinaban con total impunidad a militantes populares. En una Asamblea reunida en la Casa de Nazareth en aquel año de 1975, aquellos hombres y mujeres fundaron la A.P.D.H. para defender los derechos emanados de la Constitución y de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

En aquel tiempo estaba en pleno avance el proyecto internacional de instalar en Argentina una dictadura como la que ya desde hacía algún tiempo gobernaba Chile, claro que en versión corregida y aumentada, para aplicar formalmente el terrorismo de estado.

Así comienza una tarea que reconoce dos vertientes principales: el reclamo ante las autoridades nacionales y los organismos internacionales y el asesoramiento y acompañamiento de los familiares y víctimas de la represión.

El nacimiento de la Asamblea Permanente en La Plata es posterior al golpe militar de 1976. Grupos de familiares de desaparecidos, en su mayoría, comenzaron a reunirse convocados en principio por la necesidad de saber y de compartir la poca información de que se pudiera disponer. Y en 1979 resolvieron constituirse como Asamblea Permanente por los Derechos Humanos La Plata.

Durante la última dictadura cívico-militar y los años inmediatamente siguientes los esfuerzos del organismo se concentraron en obtener Verdad y Justicia para las víctimas de la represión y para todo el pueblo argentino, que de alguna manera podría también categorizarse como víctima. Así fue que se desarrolló una intensa tarea recogiendo las denuncias de secuestros, desapariciones, homicidios, torturas y otras violaciones que fueron radicadas en la CONADEP, una vez creada.

Las denuncias públicas llevaron al conocimiento del país la magnitud de las violaciones a los derechos humanos, que por su origen, cantidad y características pudieron ser encuadrados sin discusión como genocidio. (esto de sin discusión no incluye, obviamente, a quienes negaron y aún hoy niegan que la masacre haya existido, como lo hacen los pro nazis con el holocausto).

Así fue que la desintegración del régimen militar se tradujo para el pueblo en una esperanza de Justicia. Todos esperábamos el castigo para los genocidas.

Después del juicio a las juntas militares comienza a esbozarse lo que sería la política de impunidad abierta por el alfonsinismo y culminada por el menemismo: las instrucciones del Poder Ejecutivo a los fiscales abren embozadamente el camino a las posteriores leyes de Punto Final y Obediencia Debida, claudicaciones que -contra lo que se sostenía por entonces desde esferas oficiales- no hicieron más que debilitar el incipiente régimen constitucional.

Pero el pueblo siguió reclamando Verdad y Justicia, y la APDH La Plata mantuvo y mantiene esa postura que se materializó, entre otras cosas, en reclamo de nulidad efectiva del Punto Final y la Obediencia Debida. Sancionada esa nulidad por el Congreso en agosto de 2003, la tarea de los organismos de Derechos Humanos es seguir reclamando Justicia y propiciar la reapertura de causas penales que logren el encarcelamiento de todos y cada uno de los genocidas, desde el que dio la orden hasta el que la ejecutó.

Paralelamente a estos reclamos, surgió en estos años de lucha la necesidad de un encuadre político más amplio. Desde el ‘76 y continuado por los gobiernos constitucionales, junto a los crímenes y la política de impunidad, se perfiló un camino de política económica apegado a los lineamientos de los organismos financieros internacionales: surgió entonces la necesidad de denunciar no sólo los crímenes de la dictadura, sino su mismo origen, es decir, la necesidad de eliminar las bases de organización popular capaces de oponerse con mayor o menor efectividad a la profunda reestructuración productiva que Martínez de Hoz conduciría bajo la estricta supervisión del F.M.I. y del Banco Mundial.

La dependencia es -en nuestra concepción- el origen último de la mayor parte de las violaciones a los derechos humanos, antes, durante y después de la dictadura militar. Las persecuciones, desapariciones y asesinatos de militantes populares en la etapa previa al ‘76 abonaron el camino para el definitivo acceso al poder de las oligarquías financieras internacionales; el exterminio masivo del ‘76 al ‘83 posibilitó, como ya dijimos, la aplicación a fondo de sus planes. Y las leyes y decretos de impunidad, junto con la permisividad para el uso de la violencia policial, cerraron el círculo que basamenta el camino de profundización de la dependencia.

En la actualidad los ejes de nuestro accionar son, por una parte, continuar denunciando esta situación global; seguir movilizando por el reclamo de Verdad y Justicia, a través del pedido de nulidad efectiva de las leyes de Punto Final y Obediencia Debida y de los indultos presidenciales y combatir la violencia policial que en nuestra región es el instrumento de represión por excelencia de los reclamos populares.

En este momento nuestras energías se concentran principalmente en el Juicio por la Verdad que llevamos adelante ante la Cámara Federal de La Plata para establecer el destino de los desaparecidos, y en las más de 30 causas penales derivadas de esa investigación que necesitan de un constante seguimiento e impulso para lograr la Justicia que se le debe a la sociedad hace más de 25 años.

Pero también nos interesa el cumplimiento de los Derechos Económico-Sociales que hacen al bienestar de nuestro pueblo, y es por eso en la APDH La Plata funcionan comisiones de Salud y de Educación, que abarcan las problemáticas que atañen a esas áreas en nuestra región.

La APDH La Plata es un organismo de defensa de los Derechos Humanos; defensa que implica no sólo responder a la iniciativa del enemigo, sino apostar a la propia. Para esto contamos con una infraestructura mínima, con militantes en su totalidad voluntarios y el aporte mensual de un grupo de socios que abonando una cuota mínima solventan los gastos de funcionamiento.

Cátedra Libre "Jaime Glüzmann".

La iniciativa conjunta de A.P.D.H. LA PLATA y la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la U.N.L.P. será presentada el jueves 14 de agosto a las 18 horas y se iniciará con una conferencia a cargo del Cnel. Horacio Ballester.

La Asamblea Permanente por los Derechos Humanos La Plata anuncia la puesta en marcha de su Cátedra Libre de Derechos Humanos "JAIME GLÜZMANN" que, en forma conjunta con la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la U.N.L.P., apunta a abrir un espacio para aportar a la necesaria reflexión critica que nuestro país y la región requieren en el actual contexto político y social.

Por eso es una cátedra abierta. Para recibir todos los aportes y escuchar todas las inquietudes. Para convocar a los expertos y también discutir con ellos.

La cátedra se llama "JAIME GLUZMANN" en homenaje a uno de los más valiosos hombres que ha dado la lucha por los derechos humanos, ciudadano ilustre de La Plata, y varias veces Secretario General de nuestra entidad. Ese nombre pretende indicar una meta: crecer en el pensamiento y el debate sin abandonar nunca el sendero de la militancia y la construcción concreta.

Se invita especialmente a concurrir a socios y amigos de la APDH LA PLATA, organismos de derechos humanos, militantes, estudiantes y público en general.


Comisión Cátedra "Jaime Glüzmann" APDHLP.